¿Por qué caen los mercados y las hojas de los árboles?

Los mercados mundiales se desploman… Argentina entra en crisis de confianza… el dólar aumenta de modo incontenible…

Diversos titulares nos presentan este panorama económico como títulos de la agenda mediática contemporánea. No importa qué día es hoy, es un fenómeno que se repite una y otra vez en nuestro medio. ¿Qué puede decir la Psicología Económica sobre esto?

Una hipótesis explicativa

Con el título pretendo mostrar que ciertos procesos negativos que atraviesa una sociedad -de mayores o menores extensiones- son procesos lógicos y naturales que suceden por el agotamiento de un paradigma de pensamiento colectivo. Es nuestra tarea, la de cada individuo, lograr determinar cuál es ese paradigma que ha entrado en crisis. Un paradigma es un modo de resolver problemas que ha sido aceptado colectivamente. Por lo tanto, desde un punto de vista psicológico, la primera tarea ante una caída de mercados es realizar un diagnóstico acerca de qué cosmovisión social (no económica) se encuentra en crisis en la sociedad de referencia. Voy a plantear mis hipótesis:

  • Existe un paradigma social de pensamientos especuladores y competitivos nocivo para su desarrollo como comunidad.
  • Todos participamos de este paradigma.

Que un paradigma se encuentre en crisis no significa que nos hallemos ante el Apocalipsis; los árboles pierden sus hojas en otoño y durante el invierno ensanchan el tronco. Quiero decir: se trata de un fenómeno natural atravesar una crisis y el angostamiento de las posibilidades de acción de un individuo o una sociedad. Éste es el momento de fortalecer los aspectos internos (“ensanchar el tronco”).

Excusarse o implicarse

La teoría de la atribución de Fritz Heider demostró que cuando un ser humano, o un grupo, buscan culpas y excusas externas a la propia determinación, dichos individuos tienden a no poder resolver los problemas relevantes que deben afrontar (ellos constituirían a “los quejosos”); mientras que quiénes realizan un esfuerzo por sentirse involucrados en las situaciones adversas que se les presentan tienden a resolver satisfactoriamente dichos problemas. Por lo tanto, mercados cayéndose significa:

  • Es momento de pensar en los propios errores y buscar una respuesta personal e individual (su contracara es: “el gobierno tiene la culpa”, etc.); es momento de ensanchar las propias capacidades.

La ruptura del lazo social

Luego de la caída de las hojas viene la “poda”: para que nuestro árbol vuelva a generar flores y frutos en la próxima primavera, necesitamos cortar… ¿el tronco? ¿la raíz? Parece un planteo ingenuo si se trata de la naturaleza, sin embargo, nos hacemos permanentemente este planteo destructivo cuando se trata de nuestra economía personal y nacional. Permitime un ejemplo:

Estoy terminando de publicar un libro; dentro de su proceso, uno de los actores económicos intervinientes me susurra que deberá aumentar el precio luego del contrato pactado porque “ha subido el dólar y los costos del papel…”. Al mismo tiempo me dirigía a la concesionaria de un amigo para comprar un auto, quién me propone cerrar un trato en moneda local y en cuotas. ¿Mmmm… podré confiar en él?

Aún tengo un actor en juego: yo mismo tengo una actividad que tiene una faceta comercial y debo decidir si subo o no subo el precio de mis honorarios profesionales. Los tres somos afectados por las supuesta misma subida del dólar y puedo clasificar los comportamientos económicos de la siguiente manera:

  • comportamiento especulativo-competitivo;
  • comportamiento inversor-cooperativo.

¿Qué tienen que ver los inversores? Es que el sujeto de la concesionaria me conoce y está aceptando perder el margen especulativo porque está invirtiendo en una relación de confianza conmigo como posible cliente estable suyo en el largo plazo. Por este motivo y desde la perspectiva de la Psicología Económica:

  • En un contexto de clima social y económico negativo, el Problema Relevante y Crítico es lograr mantener el lazo social, lo que comercialmente se traduce como fidelidad del cliente.

El cliente es sencillo, su psicología es simple: si interpreto que están dándome una excusa para chatajearme, no voy a volver a estrechar la mano de este hombre de negocios.

¿Estoy en contra de la especulación? No. Lo que estoy señalando es que un clima social negativo es el peor momento para hacerlo. Si querés especular debés hacerlo en contexto de crecimiento económico.

¿Por qué caen, entonces, los mercados?

Depende de vos. Si sos un especulador competitivo y no lo reconocés, será culpa del dolar. Si sos cooperativo y deseas invertir en tu comunidad y ganar vínculo social con ella, entonces es el mejor momento para estrechar esos lazos, invertir mucho esfuerzo en esto y contentarse porque los especuladores están huyendo ante la tormenta. Tus raíces se entrelazan con las de otros y ningún huracán te va a sacar de juego.

Más que nunca… ¡un abrazo!

Ciclos sociales y el sacrificio de los niños

A través de una serie de posteos, iniciaremos unos comentarios acerca de este fenómeno contemporáneo, que palpamos en nuestra sociedad, pero que sin embargo resulta una triste y cíclica repetición de una conducta colectiva humana.

***

En el momento presente, nuestra sociedad ha puesto sobre el escenario mediático la violencia de género hacia la mujer; desde mi punto de vista, esta violencia es más extensiva y abarca a todo aquel que es “débil” de alguna manera ante la mirada de otro que puede instituirse como “poderoso”. Débil porque posee una limitación, una diferencia, débil porque es un niño.

No es meramente una cuestión de discriminación, de “distinguir” o separar a unos de otros, se trata de someter como esta sociedad lo enseña: por poder, por poder sólo de someter, una especie de placer oculto, de goce siniestro.

Todos somos partícipes de este fenómeno en alguna medida, sólo que solemos presentarlo de modo solapado, en pequeños detalles: competimos para ganar, nos especializamos para sobresalir, trabajamos por más dinero y por objetos de consumo lujosos y costosos, quiero decir, competimos por diferencias.

Detestamos al otro y el juego social consiste en demostrarle que él es más débil. En el deporte, en la ropa que vestimos, en las escuelas de nuestros niños, en todo… Éstas son las reglas de nuestro “contrato social”, a esto jugamos, porque nos organizamos de un modo patriarcal perverso, en el que el que asciende a la cima de la jerarquía puede hacer lo que quiera con los que están abajo, lo podemos comprobar aún en la política de nuestro tiempo, no solo la que gobierna a un país, sino también a las asociaciones deportivas hasta llegar a los pequeños clubes de barrio.

Nuestra sociedad no es represiva ni permisiva; nuestra sociedad es perversa, goza, es psicopática, disfruta de devorar al débil.

Ciclos sociales y el mito de la democracia

Esta situación es cíclica y repetitiva, se relaciona trágicamente a los procesos de decantación de un paradigma de pensamiento socialmente compartido. La dictadura militar argentina no termina por los reclamos de democracia por parte de las ideologías socialistas de la década de 1970, sino por la muerte de niños en la Guerra de Malvinas en 1982. Éste es siempre el último paso de la ruptura de un paradigma de pensamiento, porque son los niños los más débiles para ser sacrificados (una mujer golpeada puede denunciar a su marido, pero ¿puede un niño denunciar a sus padres? La mayoría de las veces no) y, tarde o temprano, un sector de la sociedad desde el dolor de ver morir a sus niños reacciona sin más tolerancia ante el dolor.

Más allá de todo límite

¿No es cierto, acaso, que vos y yo aplaudimos a un famoso técnico de fútbol condenado años atrás por violación de un niño?

jaque_mate

Santa Fe, Argentina… allá en el extremo de Sudamérica.

Psicología de un tendencia bajista

Todo inversor bursátil sabe que una tendencia negativa del mercado comienza el día después de un pico de euforia, ¿pero cómo es psicológicamente ese momento? Más allá de lo que sucede con el humor del mercado, se halla el humor de la sociedad general a la que pertenece ese mercado, en Psicología Social éste puede denominarse Clima Social Emocional (CSE), o aún: Afectividad Colectiva.

Intentaremos a través de algunos posts comentar algunos aspectos psico-sociales de este CSE negativo con la pretensión de analizar si halla relación con el mercado de capitales a advenir en Argentina (cuando se produzca su fase recesiva).

Si bien los analistas de mercado hablan de euforia en dichos máximos históricos del mercado, a nivel social los máximos niveles del CSE se correlacionan con exacerbación general, de todo. Si consideramos el consumo, por ejemplo, no sólo se acrecienta el consumo de bienes y servicios “legales”, también lo ilegal y la criminalidad canibal recorre el mismo camino, puesto que sigue a la misma lógica del “consumo”, sólo que por “el lado oscuro de la fuerza”.

Si sucede esto con el consumo, también ocurre algo similar con las “injusticias” sociales. Todo es más, más y más. Esto es así porque el crecimiento del sistema de funcionamiento que posee esa sociedad posee implícita su negatividad; a diferencia de lo que suele pensarse, las “negatividades” se originan durante la fase de crecimiento y la recesiva del humor social sólo es el desmoronamiento del paradigma.

Otra cualidad que muestran los extremos del CSE es la pérdida del Eje Primario de desarrollo de esa comunidad. Si observamos los relatos griegos del siglo VIII aC, cuando comienza el gran crecimiento de la civilización griega, observamos que es el “héroe” el centro de los relatos, donde la familia y aun los hijos juegan un rol destacado (por ejemplo, el relato de Ulises compuesto por Homero); sin embargo, si vamos hacia el siglo V aC, cuando se produce el punto de máximo esplendor de Grecia, el centro de la atención de los relatos es la tragedia, los héroes fracasan (Edipo Rey, compuesto por Sófocles), y se habla del sacrificio de los niños en pos del goce de los adultos y dirigentes de la Polis (El Banquete, Platón).
Grecia pierde su eje -el héroe- y al mismo tiempo vemos emerger otra cualidad psicológica de la sociedad en estos momentos: el sacrificio de los niños, puesto de manifiesto por el relato público.

La pérdida del Eje Primario y el Sacrificio de los niños son dos cualidades correlativas de estos momentos históricos; esto es así porque, para que la euforia sea maníaca, necesita que se produzcan estas dos situaciones. La manía siempre es negación y ocultamiento de toda negatividad.

Aquí sólo destacamos dos aspectos que nos resultan relevantes de problematizar en nuestras investigaciones, son hipótesis de trabajo, no “verdades definitivas” y las empleamos para reflexionar extrayendo conclusiones que dependerán de la perspectiva de análisis de cada actor.

ME.

Apps de Psicología Económica: “Hay que asumirse”

Lecciones de homosexuales para inversores

Cuando consideramos los diferentes análisis sobre inversiones bursátiles, solemos ver demasiadas “idealizaciones” sobre supuestos de cómo habría de actuar el mercado en uno u otro escenarios que los analistas supuestamente podrían predecir. Sin embargo, parece que pocos pueden con Argentina y ésta reiteradamente destruye los ahorros nuestros de cada día.

En el análisis que realizamos en la investigación sobre el Merval citada previamente, destacamos algunos aspectos de la psicología del inversor -en búsqueda de inversiones verdaderas y de largo plazo- frente a la del especulador -movilizado por la ansiedad de ganancias rápidas en el corto plazo, sin ningún otro miramiento. Cuando consideramos las ideas de grandes inversores de LP como Benjamin Graham o Warren Buffet, nos parece que todo se comprende claramente pero… pero… “si no fuese porque vivimos en Argentina, todo sería diferente”, ¿no?.

El diván va a la Bolsa

Una de las verdades más claras que me han transmitido los consultantes en mi trabajo como psicólogo clínico lo han hecho los pacientes homosexuales: “hay que asumirse”. Parece duro, pero da mejores oportunidades en la vida de una persona. Una cosa es el deseo y otra la realidad, y reconocer la realidad puede ser doloroso pero muy práctico.

En concreto: el Mercado de Valores argentino es muy diferente del norteamericano, su representatividad sobre población no es la misma, la presencia de actores especuladores es mucho mayor y la gravitación que éste tiene en el panorama global es ínfima. Además, existe otro factor importante: Argentina ingresa cada cierto período de años en procesos de autodestrucción de su capital material (social y económico), como ocurrió en 1989 y 2001, para referir solamente los últimos (véase, Fergusson, “La muerte del dinero”, sobre los procesos hiper-inflacionarios).

De modo que: si pretendemos actuar como inversores, podremos hacerlo siempre y cuando asumamos que nuestro contexto es en gran medida especulador y que su presencia nos condiciona. Por lo tanto, no es el mismo sujeto en su toma de decisiones el que actúa en Argentina que en EE.UU, aún cuando sea la misma persona, puesto que la interacción con el otro-especulador moldea su toma de decisiones.

Nuestra tesis dice: Warren Buffet en Argentina hubiese invertido de otra manera -¡o tal vez ni siquiera hubiese existido!

Sigamos asumiéndonos…

Pero, ¿quiénes somos nosotros? ¿somos un ente aislado de la tendencia masiva? ¿somos uno más de ellos? Desde la perspectiva de la Psicología Económica es más útil enfocar la atención del inversor en estas preguntas que fundamentan su toma de decisiones que en el comportamiento de los mercados:

¿Por qué “YO” tomé esta decisión en este momento de mi vida?

Luego, es necesario comenzar a construir un método de análisis de nuestro Sistema de Toma de Decisiones.

ME.

Psicología Económica y Bolsa

Psicología Económica aplicada a los Mercados de Capitales

A través de nuestra investigación (Ellison, 2014) hemos comprendido que la Psicología pierde su potencial si trata de hacer lo que hacen las Finanzas: explicar el comportamiento de los mercados y los sesgos humanos. Por este camino, la Psicología se dirige hacia su extinción, limitándose a ser un “parche” a los problemas económicos racionales.

Desde otra perspectiva, intentamos focalizarnos en la psicología del inversor, con lo que queremos decir: analizar su Sistema de Toma de Decisiones. Esto implica enfocarse en el sujeto-individual y colectivo.

Grandes inversores, como Graham, han expresado esta idea, pero sin un conocimiento profundo de la mente humana. Mientras la Economía y las Finanzas intentan comprender y predecir los mercados, la Psicología se dirige a las actitudes presentes.

Pronto plantearemos aplicaciones.